Como “el momento para hacer iglesia” y una experiencia “significativa de aprendizaje y transformación en nuestras vidas”, calificaron los misioneros católicos la interacción con la comunidad sanjavierina que los recibió en sus hogares.
La iniciativa, que lleva por nombre “Misiones Familiares Católicas” y que es impulsada por el Movimiento Schoenstatt en diversos sectores del país, se hizo presente en la comuna con cerca de 70 personas (seis matrimonios y sus hijos, amigos, un sacerdote y dos seminaristas), invitados por el padre Mario Quiroz, de la Parroquia San Francisco Javier, a quienes la Municipalidad de San Javier facilitó el internado del Liceo Manuel Montt para que se alojaran.
“Lo que hacemos es recorrer las casas de San Javier, tocar y pedirle a la gente que nos deje pasar para vivir un momento de conversación, de compartir la fe. Ninguno es experto, somos matrimonios comunes que con nuestros hijos compartimos con la gente”, señaló el matrimonio compuesto por Jorge Armstrong y Francisca Cruz, quienes cuentan con cuatro hijos.
Este tipo de misiones se vienen desarrollando hace cerca de 30 años y este matrimonio es noveno año que lo efectúa. “Y hay algo que dijo el Papa Francisco que nos motiva, `no balconeen´, en el sentido de que la mayoría de los católicos miramos la vida desde el balcón, en una postura como muy cómoda y por lo mismo lo que a nosotros nos impulsa a misionar es aportar nuestro humilde grano de arena”, señaló Armstrong.
El matrimonio indicó además que los más beneficiados son los mismos misioneros “ya que la gente nos abre la puerta de sus casas (en San Javier ha sido increíble la recepción), donde se aprecia que tenemos los mismos problemas y el hecho de rezar juntos hace que la fe de ellos y la nuestra se multiplique”, agregó Armstrong.
Los misioneros, quienes estuvieron toda una semana en la comuna, efectuaron talleres por las tardes con adultos, jóvenes y niños, con el fin de potenciar la fe, el reconocimiento entre vecinos y principalmente sembrar una semilla para que a corto y mediano plazo conformen sus propias comunidades.
Los jóvenes, por su parte, presentaron un musical gratuito en el Teatro Municipal de San Javier, que llevaba por nombre “El bueno, el malo y el feo”.
Por sexto año Cristóbal Correa participa en las Misiones Familiares de Schoenstatt, donde ha tenido experiencias muy positivas y en San Javier se sintió muy acogido, a pesar que la ciudad es más grande en comparación a otros lugares donde ha desarrollado esta noble labor.
Por su parte, María de los Ángeles Schenke, otra de las jóvenes participantes, destacó que las conversaciones que sostienen con los vecinos no son necesariamente de religión, “sino que hablamos de todo, de experiencias de la vida misma, lo que pensamos, sentimos, etc. Y vemos que Cristo está en el otro simplemente con la conversación que tuvimos”, expresa la menor.
Los misioneros efectuaron también una procesión, realizando un recorrido por el sector, culminando con una misa celebrada por el padre Alejandro.