Comenzó hace tres años como una idea de la Junta de Vecinos de Coibungo, para atraer hasta ese sector de Villa Alegre a los visitantes que llegan en el verano para que conocieran como eran las trillas de antaño y hoy ya se posicionan como uno de los eventos costumbristas más auténticos de la provincia. Es la Trilla a Yegua Suelta, que ayer domingo culmino con un gran marco de público.
Se trata de una fiesta que ha ido ganando lugar en las preferencias del público por su calidad y calidad, ya que no se trata de un mero evento pensado solo para satisfacer las necesidades recreacionales de los turistas, sino que se ha esmerado en convertirse en una imagen del pasado traída hasta nuestros días.
Y es que la idea lo amerita porque para realizar este evento la directiva de la Junta de Vecinos de Coibungo, comienza a trabajar por lo menos con un par de meses de anticipación, partiendo por asegurarse de contar con el trigo suficiente para hacer la era.
No se trata de emular lo que eran las largas jornadas de trabajo de antaño para construir una postal, sino de presentar una trilla tal y como se usaba hace quizás cuarenta o cincuenta años.
Es por eso que no se descuidaron detalles y para este año, y solo gracias al prestigio que ha ido ganado la fiesta, son más los que se suman a este esfuerzo de la Junta de vecinos por lo que fueron veinte yeguas sin domar las que se encargaron de trillar el trigo, es decir igual que antaño, las fueron son facilitadas por un vecinos del sector.
Y esto no es lo único que se hace en base a colaboraciones, porque los artistas que llegan al encuentro, también lo hacen de manera solidaria , sin mediar pago de por medio. Para este año la parrilla fue bien variada grupos y cantantes de la región que animaron las jornadas y como plato fuerte conto con la actuación de Jorge Yañez .
Pero como una fiesta no solo es música, también se pudo degustar la buena cocina de Coibungo , basada en platos tradicionales con platos prácticamente al costo.
Y como una buena cosecha se agradece, no podía faltar la palabra de Dios, por lo que al medio día también se realizo una misa a la chilena al píe de la era.
En definitiva fue la gran oportunidad de volver a vivir algo auténticamente maulino, una trilla a yegua suelta como las de antaño.