El murmullo se filtraba entre los pasillos de la municipalidad desde hacía meses, pero esta semana se volvió estruendo: cinco concejales de Villa Alegre rompieron el silencio y pusieron sobre la mesa una denuncia formal contra el exalcalde Pablo Fuentes Vallejos por “notable abandono de deberes”.
La acción fue presentada ante el Tribunal Electoral Regional (TER) de Talca, y con ello se abrió un nuevo capítulo en la historia política de este pequeño pero inquieto municipio del Maule Sur. Para algunos, fue un acto de justicia; para otros, el reflejo tardío de un conflicto anunciado.
Fuentes, quien hasta el 2024 ostentó el poder local, es hoy señalado por presuntas faltas graves a la probidad administrativa. Los ediles lo acusan de dejar una administración plagada de irregularidades: pagos sin respaldo, compras fragmentadas, sobreprecios y una gestión que, según la Contraloría, rozaba el desgobierno.
La denuncia no cayó del cielo. Los informes del órgano fiscalizador ya habían encendido las alarmas. Pero la política, siempre lenta y estratégica, tardó en reaccionar. Ahora, con documentos en mano y el respaldo de evidencias, los concejales buscan que el TER lo declare inhabilitado para ejercer cargos públicos. No es sólo un gesto simbólico: es una señal de advertencia para quienes creen que la impunidad sigue reinando en la política local.
Mientras tanto, Fuentes guarda silencio. Ni una declaración, ni una palabra en redes sociales. En Villa Alegre, el nombre del exalcalde vuelve a ser tema de conversación en cafés, plazas y radios comunitarias. Algunos aún lo defienden, recordando sus años más activos en la comuna. Otros lo señalan como el principal responsable de una crisis que dejó cicatrices profundas en el municipio.
Por ahora, el caso está en manos del TER. Pero en el corazón de Villa Alegre, la ciudadanía parece haber dictado ya su propio juicio: uno donde la ética pública se convierte, al fin, en prioridad.
