[OPINIÓN] Siguiendo la pista del voto en Villa Alegre

Durante los últimos 2 años hemos vivido un calendario electoral abultado de diversos procesos, que van desde un plebiscito constitucional hasta elecciones comunales, regionales y nacionales. Son estas últimas, las recién pasadas elecciones presidenciales del 19 de diciembre, las que marcan un precedente importante en la historia electoral de nuestro país. Gabriel Boric, representante del partido Convergencia Social y de la izquierda, se convierte en el presidente electo más joven con tan solo 35 años de edad, y es además en el más votado de nuestra historia, con casi 4,6 millones de votos.

Muchos análisis se han realizado para intentar explicar este fenómeno de apoyo electoral tan amplio. Hay quienes sostienen que se vio favorecido fuertemente por voto del “apruebo”, el apoyo de jóvenes y mujeres, principalmente de sectores populares urbanos. Es por estos factores que se señala que esta elección fue prácticamente una disputa generacional.

Si aterrizamos a nuestra comuna, en Villa Alegre Gabriel Boric pasó de los 964 votos en primera vuelta a los 3.400 en segunda vuelta, casi cuadruplicando su primera cifra. Su contraparte, José Antonio Kast, quien ganó cómodamente en primera vuelta, pasó de 2.056 a 4.220, duplicando su desempeño. En términos generales, la participación incremento de 5971 a 7676 votantes. ¿Cómo podemos interpretar estos resultados?

Para comenzar el análisis, hay que aclarar que para quienes participamos del comando de Gabriel Boric en la comuna no fue sorpresa la victoria de Kast en Villa Alegre. En base a los resultados históricos, siempre estuvo en nuestras proyecciones la derrota a nivel local. El objetivo era acortar lo más posible la distancia entre uno y otro, cuestión que se logró por sobre las propias expectativas. Es por esto que, para entender este resultado, más que quedarse con lo coyuntural, resulta interesante revisar la evolución con respecto a otros procesos electorales (todo en base a datos del SERVEL).

El antecedente más próximo son las elecciones municipales de mayo de 2021. Establecer alguna relación entre los resultados de estas y el comportamiento electoral durante la elección presidencial resulta complejo. Principalmente porque la elección municipal responde fuertemente a liderazgos locales puntuales, que en la mayoría de los casos no se identificaban claramente con alguna tendencia política. Además, la gran cantidad de candidatos generó una dispersión de votos cuya huella es difícil de seguir.

De todas formas, si hacemos un parangón entre los votos obtenidos entre Dieguez y Fuentes, ambos identificados con la derecha (por ser ex-militantes de partidos de esta coalición RN y UDI), y la suma entre Kast y Sichel en primera vuelta, obtenemos resultados similares. Los candidatos a alcalde en conjunto suman 2.744 votos, mientras que los candidatos presidenciales 2.901.

Con el resto de candidatos a la alcaldía, si bien varios manifestaron su apoyo explícito a Boric (solo en segunda vuelta), resulta arriesgado asimilar sus votos a los del presidente electo. Salvo por los votos de Carla Manosalva, es difícil transferir el resto directamente a Boric. No es descabellado suponer que una parte de los votos de Fabiola Arenas, Ricardo Lizama (ambos de voto presuntamente rural), Jorge Peña (voto presuntamente de centro o hasta de derecha) e incluso Luis Alegría (voto presuntamente de adultos mayores) hayan terminado migrando hacia Kast.

Pese al anterior supuesto, si al total de votantes de la elección municipal le restamos los votos de la derecha (Dieguez y Fuentes), obtenemos 3.835, cantidad similar a la obtenida por Boric en segunda vuelta. Sin embargo, estamos comparando con la primera vuelta, por lo tanto este dato, que suma la votación de Alegría, Arenas, Lizama, Manosalva y Peña está  lejos de los 2,975 que sumaron Boric, Provoste, Artes, Enriquez Ominami y Parisi. Esto confirma la idea de no poder transferir directamente los votos de candidatos a alcalde que no se identificaron con la derecha a candidatos presidenciales de centro e izquierda. Además, ratifica algo que se viene sosteniendo hace tiempo, el voto de derecha parece ser más fiel.

Por otro lado, si ahora hacemos una comparación con los resultados del plebiscito de octubre de 2020, podemos ver una fuerte coincidencia entre la cantidad de votos obtenidos por Boric (3.400) y los de la opción Apruebo (3.774). Sin embargo, la diferencia señala que el candidato de la centro izquierda no logró fidelizar todo el voto apruebo, probablemente porque también hubo una porción de votantes de derecha que se inclinó por dicha opción.

En el caso de Kast, “el candidato del rechazo”, y la opción Rechazo, vemos que existe un incremento considerable desde los 1628 votos a los 4220 ¿Cómo podría explicarse este significativo aumento? Probablemente porque el voto de Kast se concentra en adultos sobre 50 años de edad, quienes mayoritariamente se restaron de participar en el plebiscito al encontrarnos en uno de los momentos más duros de la pandemia. Tal vez, en otro contexto, el rechazo habría acortado notoriamente la distancia, o incluso ganar en comunas con una tendencia hacia el conservadurismo, como lo es Villa Alegre. Culpar al “acarreo” de esta evolución, aunque sin descartarlo, no puede ser considerada la variable principal.

Difícilmente ese incremento se debe a personas que votaron Apruebo y luego por Kast, aunque esos casos no se pueden descartar del todo. Sin embargo, esa teoría sostendría que Boric logró atraer votos que no participaron del plebiscito, lo cual parece una hipótesis arriesgada. Es mucho más probable que la mayoría de votantes de derecha se haya restado de participar en el plebiscito, manifestando su real fuerza en las elecciones presidenciales y también en las municipales, como ya observamos anteriormente.

A la luz de todos los resultados y comparaciones expuestas, todo apunta a que fue Kast el candidato que logró congregar y fidelizar mayor cantidad de votantes a lo largo de los procesos electorales más recientes. Sin embargo, si retrocedemos al año 2017, a las elecciones presidenciales anteriores, es posible poner en duda dicha afirmación.

Como es posible observar en el último gráfico, el aumento de los votos del candidato de la izquierda/centro-izquierda es considerable entre una y otra elección. Boric logró congregar a cerca de 700 votantes más que Guillier hace 4 años. Posiblemente esa diferencia se marca por el tan nombrado factor generacional, el cual le habría dado la victoria al magallánico a nivel nacional. Es decir, votantes nuevos, en su mayoría menores de 30 quienes concurren por primera vez a votar.

En cambio, los candidatos de la centro-derecha/derecha, Piñera y Kast, prácticamente calcaron su resultado en 2017 y 2021. Claramente no podemos sostener que sean exactamente las mismas personas las que se repitan entre una votación y la otra. Lo que sí se puede plantear es que existe un universo consolidad de votantes que parece no variar entre procesos electorales (algo parecido a lo ocurrido en la elección municipal). No hay una suma relevante de nuevo adherentes, pero si hay rotación y reemplazo de electores que permite la estabilidad de las candidaturas del sector.

Sumando y restando al comparar los últimos procesos electorales, es posible señalar que en Villa Alegre la derecha o sectores conservadores siguen siendo una mayoría contundente que se caracteriza por mantener estabilidad en su universo de votantes y que de actuar organizadamente corren con ventaja en futuros procesos electorales. Pero, si bien cuentan con una reserva importante de aproximadamente 1000 votantes que solo acude a elecciones presidenciales, parecen tener un techo mucho más fijo que sus contrapartes. Esto, sumado al problema latente del envejecimiento de sus adherentes, parece ser un potencial riesgo para asegurar buenos resultados, por ejemplo, en elecciones locales.

Por su parte, la izquierda o sectores progresistas, acostumbrados a correr segundos en el terreno villalegrino, se comienzan a posicionar como un bloque que aparentemente posee mayor margen de crecimiento. Al verse beneficiados en la medida que se van incorporando nuevos votantes jóvenes al padrón, parece ser que el camino a tomar es apuntar a ese electorado para volver a ser competitivos en futuras elecciones. Esa puede ser una estrategia efectiva para contrarrestar su mayor debilidad; la volatilidad de sus votantes, quienes parecen no acudir a todas las elecciones. Eso y lograr unificar candidaturas, para así evitar la dispersión de sus votos y lograr fidelizar un apoyo histórico de sus adherentes.

Ahora cabe preguntarse como ambos sectores lograran organizarse de cara al plebiscito de salida al proceso constitucional, el cual se efectuará entre julio y septiembre del presente 2022. ¿Se repetirá el milagro progresista del plebiscito del 2020, la incertidumbre de las municipales 2021 o la clara victoria conservadora de las presidenciales 2021? No se cierra a ningún pronóstico, porque con voto obligatorio habrá mucho votante nuevo que puede modificar el panorama.

Anexo: Tablas de resultados elecciones en Villa Alegre (2017 – 2021).