Un aire de desconfianza recorre los caminos rurales de Yerbas Buenas y Putagán. Donde antes el polvo era parte del paisaje cotidiano, hoy las máquinas y cuadrillas que trabajan en la pavimentación de rutas y mejoras de puentes han despertado inquietud. Para muchos, estas obras no son sinónimo de progreso, sino señales de un proyecto que ha dividido profundamente a estas comunidades: el relleno sanitario Piedra Larga.
El proyecto, impulsado por la empresa Inversiones y Servicios INSER S.A., busca instalar un vertedero de grandes proporciones en la zona de Cerro Gumera, con capacidad para recibir más de 4.000 toneladas mensuales de residuos domiciliarios desde comunas como Linares, Villa Alegre, Colbún y un sin número de otras comunas.
A simple vista, se trataría de una iniciativa de manejo moderno de residuos. Pero para los habitantes de Putagán Villa Alegre y Gùmera Yerbas Buenas, esto representa una amenaza directa a su forma de vida. Temen por la contaminación del agua, la afectación a la agricultura, la alteración del ecosistema local y, sobre todo, por el silencioso avance de una obra que sienten impuesta desde afuera.
En este contexto, las mejoras viales —normalmente celebradas en sectores rurales— generan más sospechas que alivio. «Están dejando el camino listo para que pasen los camiones de basura», murmura un vecino al borde de la ruta. El puente reforzado, el asfalto fresco y la presencia de maquinaria pesada son, para muchos, piezas de un mismo rompecabezas: el del avance encubierto del proyecto Piedra Larga.
Las autoridades locales también han manifestado su preocupación. El consejero regional Alamiro Garrido fue enfático en una reciente sesión del CORE Maule: “Putagán no tiene agua potable, no tiene alcantarillado, pero quieren convertirlo en el basurero de la provincia. Es una falta de respeto”. En redes sociales y medios locales, sus palabras resonaron como un grito compartido por cientos de vecinos.
Por su parte, la diputada Consuelo Veloso ha calificado el proyecto como “un riesgo ambiental y sanitario para comunidades que históricamente han sido postergadas”. También ha pedido suspender el proceso de evaluación ambiental, en tanto no se garantice la participación real de los afectados.
El Consejo Regional del Maule ya expresó su rechazo a la iniciativa, pero su decisión no es vinculante. El proyecto continúa su tramitación ante el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), lo que mantiene en alerta a las organizaciones ciudadanas y comités de defensa del territorio.
Mientras tanto, en las casas, en las ferias y en las asambleas barriales, el tema sigue siendo el mismo: el temor de convertirse en un basurero a cielo abierto disfrazado de desarrollo. Y aunque el asfalto avanza, en Yerbas Buenas y Putagán no todos lo ven como un camino hacia el progreso. Para muchos, es solo el primer paso hacia un destino que se niegan a aceptar.
