El cambio, que ya se había anunciado, se hizo visible gracias a decenas de carteles con los que el municipio desea felices fiestas patrias. Esto ha suscitado una pequeña pero no menos interesante polémica, la cual creo es digna de analizar, al menos desde el punto de vista de los elementos constitutivos de la identidad comunal de Villa Alegre.
Respecto a si eso es un gasto de recursos (im)prudente o (in)necesario, esa arista no será materia de esta columna. Queda a su criterio juzgar si valía la pena gastar $5millones en carteles. Acá me centrare principalmente en lo que a la temática de identidad respecta. Por así decirlo, pondremos el foco en lo más sociológico.
De lleno en el asunto, si bien hablamos de simples lemas o slogans que acompañan a la “marca” Villa Alegre, estos de una u otra forma pretenden ser reflejo de elementos constitutivos del paisaje cultural de nuestra comuna y desde allí proyectar una identidad.
Debatir sobre que es la identidad de un pueblo es algo complejo, incluso hasta aburrido. Pero para hacerlo sencillo, vamos a revisar la relación de Villa Alegre y los 4 elementos en disputa presentes en el antiguo y nuevo lema, viñedos, naranjos, tierra huasa y tierra colonial, así cada quien podrá tomar la decisión de que definiría mejor la identidad comunal.
- Los Viñedos: Loncomilla y Putagán son los ríos que bañan nuestra comuna y han favorecido por décadas el desarrollo de la agricultura, en donde las viñas tienen preponderancia. En diferentes escalas, la vid ocupa parte importante de los verdes prados que rodean las zonas urbanas del pueblo. Villa Alegre es hogar de vinos con renombre internacional y tierra de la mejor chicha del país, cuya industria vitivinícola se mantiene fuerte pese al avance de los predios de frutales destinados a exportación. Es por eso que el racimo de uvas se gana con justicia su lugar en nuestro escudo.
- Los Naranjos: Llamativos para quienes visitan nuestro pueblo, estos árboles frutales los encontramos en la mayoría de las calles de Villa Alegre pueblo y otros sectores de la comuna, como Estación Villa Alegre. Plantados desde la década de 1930 por orden del ex alcalde Serafín Gutiérrez, los naranjos son parte importante e icónica de la historia del pueblo. Presentes en nuestro escudo y bandera, tal es su influencia que incluso una población, la primera del pueblo, le debe su nombre, así como también nuestro festival de verano. Sin lugar a dudas, emblemáticos, aunque para ser justos un tanto descuidados y tal vez lejanos al paisaje del Villa Alegre rural.
- Tierra Huasa: Como en gran parte de los valles centrales del país, la tradición huasa se mantiene fuerte en Villa Alegre y se resiste al paso del tiempo. Si bien hoy en día la figura del huaso se asocia a algo más pomposo y folklórico (incluso de elite o como insulto), sigue teniendo arraigo en los sectores populares, aunque con el paso de los años, la idea de lo campesino se suele imponer por sobre lo huaso. Más allá de esa distinción, el caballo en nuestro escudo de cierta forma haca justicia a esa tradición huasa campesina.
- Tierra Colonial: Este es quizás el elemento más cuestionable. De acuerdo al historiador local Jaime González, Villa Alegre como tal se comienza a consolidar como pueblo la segunda mitad del 1800, muy lejos de lo que podríamos llamar como época colonial. Sin embargo, aún existen calles o haciendas que conservan o intentan revivir una arquitectura de dicho periodo histórico. Lamentablemente, nuestra condición de país sísmico ha dejado en ruinas gran parte de ese patrimonio, así como también la falta de recursos para su conservación. Quizás el mayor emblema colonial de la comuna es el Abate Molina, figura tan importante en nuestra historia como dejado de lado en los últimos años.
Los 4 elementos descritos parecen atingentes en mayor o menor medida. Quizás lo cuestionable del remplazo es la perdida de originalidad. Tierra huasa y colonial es prácticamente toda la zona centro de nuestro país, desde la región de Valparaíso hasta el Bío Bío. Los viñedos, si bien son distintivos de nuestra zona, también lo son en los valles del Colchagua y Aconcagua, por citar algunos ejemplos emblemáticos. Pero los naranjos son únicos. Es lo que más llama la atención de turistas. Son un elemento alrededor del cual ya se ha construido toda una identidad e imaginario popular, que ha inspirado a cientos/as a nivel local. Borrarlos de nuestro lema no parece ser la mejor decisión, pues son lo más puramente distintivo del paisaje villalegrino.
Más allá de la decisión, las variaciones en “marcas” son comunes cuando hay nueva administración en algunas instituciones públicas. Por ejemplo, hay cambio de logotipo cuando hay nuevo presidente/a de la república (recordaran la antigua bandera hecha de cubos y el actual logo compuesto por una banda azul y roja). Otro famoso caso fue el llamativo “Renca la lleva” hace algunos años, que tuvo debut y despedida con un administración municipal en específico.
En el caso de Villa Alegre, en términos identitarios, lo que suscita la polémica es la aparente perdida de singularidad en el lema comunal al dejar de lado “los naranjos” por el genérico “tierra huasa y colonial”. Quizás para la próxima se podría aprender de lo realizado por la alcaldes Nery Rodríguez en Cauquenes, quien sometió a votación popular la elección del nuevo logo de la comuna.
Como casi siempre, la opinión es suya y bien sabrá cuál lema es su favorito y refleje de mejor forma a la comuna. Usted tendrá la claridad para reconocer a Villa Alegre como “tierra de viñedos y naranjos” o como “tierra huasa y colonial”. Pero a modo de recomendación, aprovechando la fecha, piénselo tomándose un juguito de naranja o una caña de chicha.
